Con más de 10 mil millones de dispositivos, aplicaciones y servicios de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) en uso, y la estimación de que la cifra supere los 38 mil millones de cosas conectadas en 2020, es fundamental que los fabricantes, gobiernos y sociedad en general establezcan las medidas adecuadas en torno a la seguridad del IoT.
Según el estudio IoT Security for Policymakers, presentado por la Internet Society, organización global que promueve el desarrollo abierto y la evolución de Internet, el escenario actual de esta industria marca dos frentes de derechos y responsabilidades compartidas.
Por un lado, los usuarios de dispositivos inteligentes tienen poco o nulo conocimiento sobre seguridad del IoT y por eso son menos exigentes en estos temas a la hora de adquirir y usar un producto. Por el otro, desarrollar una seguridad confiable es un proceso lento y costoso para los fabricantes, lo que lleva a muchos de ellos a dejar ese pendiente de última hora.