A raíz del confinamiento y aislamiento social por la pandemia de Covid-19, el trabajo remoto aumentó a nivel global. Esto ha provocado que las empresas se enfrenten a mayores riesgos de ciberataques y por ende, comiencen a enfocarse en cómo asegurar de la mejor manera sus redes para impulsar la continuidad del negocio.
La actual crisis sanitaria ha incrementado el consumo de ancho de banda, el cual ejerce presión sobre la red y agrava los desafíos existentes, creando una tormenta perfecta. Con un crecimiento del home office y el consumo de servicios de voz y video, la infraestructura de red y seguridad de las organizaciones se encuentra bajo una presión sin precedentes.
Este panorama fue analizado en el Informe de Perspectivas de la Red Global 2020 de NTT Ltd, que reveló que cerca del 48% de los activos de las compañías están envejeciendo o se encuentran obsoletos comparados con aquellas empresas que trasladan sus aplicaciones a la nube, lo que representa un aumento en comparación a 2017 donde la cifra fue solo del 13%.